Para empezar, elige una paleta de cuatro colores con la que te veas favorecida (dos más oscuros, dos más claros). La clave no está en los tonos seleccionados, sino en la manera de aplicar las distintas sombras. Si quieres más seguridad, acertarás con una paleta en tonos marrones, ocres y dorados, ya que se convierten en un must tanto para tu maquillaje de día como de noche.
Acentúa con la sombra más oscura de toda la paleta el pliegue del párpado (la zona de la banana), de modo que el arco que traces se cierre justo en la terminación del ojo, y quede más abierto y difuminado en la cara interna del párpado. Con la siguiente sombra más oscura rellena el párpado móvil.
Punto de luz
Puedes profundizar la mirada delineando por dentro con un lápiz khôl negro y en la línea inferior de pestañas con la sombra más oscura. Para terminar, añade un extra con un toque de rímel en tus pestañas.
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