EVITAR TENER LA PIEL DESHIDRATADA


Todas sabemos que existen distintos tipos de piel, y que suelen agruparse en normal, mixta, grasa, seca, y sensible. Lo que también debemos saber es que podemos tener estos tipos de piel en distintas épocas de nuestra vida o incluso en diferentes momentos de un mismo año. Lo que es importante siempre, sea cual sea tu tipo de piel, es que evites que esté deshidratada, ya que con ello solo contribuirás a agravar problemas ya existentes e incluso la aparición de otros nuevos.
El nivel de hidratación en nuestra piel no es constante, por ello debemos estar pendientes de los factores externos e internos que pueden modificarlo. Solo así conseguiremos aportarle a nuestra piel toda la hidratación que necesita para volver a mostrarse equilibrada. Vigila mucho cómo varía tu piel en función del sol, el viento, el aire acondicionado, así como también en momentos de mayor estrés o fatiga, y comprueba si alguna medicación que estás consumiendo puede contribuir a que se deshidrate.


La piel deshidratada tiene una gran carencia de agua, que es un constituyente fundamental para mantener el equilibrio y la función de barrera protectora. La falta de agua en la piel se manifiesta porque ésta pierde suavidad y elasticidad, se muestra apagada y sin luminosidad, y empiezan a aparecer arrugas en la zona de los pómulos y el contorno de los ojos. Además de los resultados físicos, la piel deshidratada te hace sentir una incómoda sensación de tirantez, y carece del confort que necesitamos para estar a gusto.
Para evitar una piel deshidratada debes seguir una rutina y no abandonarla. Desmaquíllate siempre y hazlo de un modo suave para que la piel no se vuelva aún más frágil. Usa una crema hidratante todos los días, pero teniendo en cuenta la época del año en la que nos encontramos, ya que los niveles de deshidratación varían con las estaciones. Y por supuesto, ayúdate bebiendo un poquito de agua todos los días.

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