Cuando una prenda está hecha con tela a cuadros (propia del estilo vaquero), se corre el riesgo de dar el efecto de mayor volumen. En este par de camisas lo tomaron en cuenta y para contrarrestarlo, le dieron a la primera aun corte que pronuncia el talle y varía la posición de las hileras, es decir, pueden distinguirse cuadros y rombos. A la segunda prenda delinearon la cintura por medio de una cinta que probablemente pueda ajustarse tanto como quien la viste decida.
La tela estampada, igualmente puede aparentar mayor anchura y darle poca forma al cuerpo, y sí se trata de tallas grandes, lo que menos se desea es lucir como un recto costal. En diseños como los dos anteriores es apropiado agregar un resorte o banda que ajusta la blusa en la parte inferior del busto, así se disimula el vientre y se hace resaltar el escote.
En el caso de los vestidos, con mucha más razón es oportuno ajustar al cuerpo alguna parte del diseño. El segundo se fundamenta en esta idea, y su estampado se explica a que la imitación de piel de leopardo no hace evidentes las imperfecciones del cuerpo (las “llantitas”, por ejemplo). El vestido morado es igualmente jaspeado, pero a éste por ser holgado, le basta con emplear un cinturón, además de que para su escote en “v” son oportunas las mangas, aun cuando son cortas.
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